Actividad 10: "En el comienzo, todo son círculos"

(mi primer mandala)

                                                           (mi segundo mandala... y mi pierna por debajo)

Me hizo bastante gracia porque, cuando enseñé estas fotografías a mi familia, todos me dijeron al unísono: "Pues sí que los mandalas te salieron como un churro, Celia".

No lo voy a negar. Los que aparecen en las imágenes son feísimos. Pero he de decir que me gustó bastante la experiencia de crear mandalas y de conocer el origen y las reflexiones relacionadas con este tipo de representaciones.

Disfruté bastante con este proceso, sobre todo porque después de realizarlos me esperaba la "ardua" tarea de comérmelos. Sin embargo, me faltó algo durante la realización de mis mandalas. Me faltó estar en silencio, concentrándome en lo que se me venía a la cabeza cuando recorría mis dedos llenos de chocolate por las obleas. La verdad es que ahora me arrepiento de no haber estado más atenta a lo que me sugería esta actividad. Hubiese estado bien saber cómo los mandalas "movían" mi interior, o por lo menos, hubiese estado bien haber podido identificar algunas de mis emociones.

Me da la horrible sensación de que este proceso podría haber sido mucho más profundo de lo que fue, pero es que no cerré la boca en toda la tarde. 

Sin embargo, sí sentí una gran calma con la música de fondo y con el ambiente medio lluvioso (que me encanta) entrando por las ventanas de la clase. 

En esta Semana Santa iré seguramente al pueblo de mi padre, y allí espero poder "olvidarme" del ambiente contaminado de Madrid (a lo mejor esto último ha sonado un tanto exagerado, pero es la verdad). Quiero tener una segunda oportunidad, así que intentaré hacer de nuevo la actividad de los mandalas aprovechando el ambiente nublado anunciado en la televisión que tanto me alegra.

A ver cómo me siento esta vez. Si os interesa, os iré contando. 

Celia.